27-1-2022 / El fin de semana del 4 al 6 de febrero, la 11ª edición del festival Llum BCN volverá a transformar las calles del Poblenou en una gran muestra de arte lumínico al aire libre con las últimas propuestas que marcarán las futuras tendencias en el mundo del arte, el diseño, la iluminación artística y la participación ciudadana.
El festival (clica aquí para descagarte el mapa), situado a la altura de las grandes citas mundiales en torno a las artes lumínicas como Eindhoven, Praga y Lyon, vuelve este año a las fechas habituales en febrero, después del paréntesis del 2021 en que se tuvo lugar de forma excepcional en el noviembre.
El festival cuenta con la participación de grandes artistas internacionales como Trevor Paglen, Ulf Langheinrich o Tundra, entre otros, que compartirán experiencias e ideas con los mejores creadores nacionales como Antoni Miralda, artista invitado de esta edición, cabosanroque, Toni Arola , Mariona Benedito + Cube bz. o Jordi Canudas.
Además, como cada año, participarán los estudiantes de 16 escuelas de arte, diseño e iluminación de Barcelona, uno de los rasgos distintivos del festival, en una exhibición conjunta en el Parc del Centre del Poblenou.
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Por prevención sanitaria habrá control de aforo en los espacios perimetrados, mientras que en los espacios cerrados la ocupación se limitará al 70% tal y como prevén las recomendaciones del departamento de Salud de la Generalitat.
Llum BCN es más que un espectáculo efímero. Se trata de un gran laboratorio del paisaje nocturno en el que se encuentran diversas disciplinas artísticas en una oportunidad de desafiar las visiones preconcebidas de lo que puede ser el espacio urbano y crear nuevos modelos de participación y convivencia.
De esta forma, el festival se convierte en un polo de atracción de talento artístico con las propuestas más rompedoras. A su vez, se convierte también en un punto de encuentro e intercambio entre profesionales de las artes lumínicas y digitales, mediante las jornadas profesionales que tendrán lugar en el DHUB.
Como novedad en esta edición, además de las instalaciones en los diversos puntos del barrio, el viernes 4 de febrero, una rúa poética de luz y color encabezada por la hormigonera diseñada por Antoni Miralda desfilará por las calles del Poblenou, acompañada de un cortejo de tres Harley Davidson y 7 hormigonetas.
El sábado y el domingo esta instalación lumínica y sonora se exhibirá estática en el solar de la calle de Pere IV, esquina con Ciudad de Granada, con una exposición situada en una caseta de obra. Su creación, La Hormigonera del PobleNew: balada para un estómago es una intervención en movimiento que se desplazará por las calles del barrio, convirtiendo a los visitantes en parte de la pieza.
Otra novedad es que, por primera vez, Llum BCN alarga la exhibición de una obra más allá del fin de semana del festival. Se trata de Data Heartbreak, una exploración lumínica sobre la intoxicación informativa, la apatía y la importancia de los datos. Con esta obra, Domestic Data Streamers propone un recorrido experiencial donde la desinformación se convierte en la lámpara que nos ilumina y se podrá visitar durante todo el mes de febrero en la sala A del Disseny Hub Barcelona.
Convertido ya en el mayor acontecimiento de arte en la calle de la ciudad, la luz BCN investiga en esta edición las nuevas dimensiones del espacio público a través del trabajo de artistas y grupos de creadores que están mapeando sus nuevos límites e intersecciones.
14 millones de fotos
Otra creación destacada del Llum BCN la firma uno de los artistas con mayor reconocimiento mundial en la actualidad: el fotógrafo e investigador norteamericano Trevor Paglen. Conocido por sus incursiones en la maquinaria del complejo industrial y militar, y para revelar las formas de poder que esconden las tecnologías de la vigilancia, Paglen tomará la fachada del DHUB con un provocador proyecto en torno a la Inteligencia Artificial y la identificación facial.
Faces of Imagenet es un gran mural interactivo que permitirá a los visitantes introducirse en la base de datos de Imaginet, una polémica colección de 14 millones de imágenes que los sistemas de Inteligencia Artificial emplean en múltiples aplicaciones para clasificar objetos y personas.
El espacio digital en tanto que nuevo espacio público, sus limitaciones y sombras, son también el tema del proyecto que el estudio barcelonés Domestic Data Streamers realiza en el Museu del Disseny. Data Heartbreak es una instalación sobre el exceso de información y nuestra incapacidad para navegarla sin trauma, sobre las notificaciones de mensajes no atendidas, y las pestañas del navegador sin cerrar. Con este trabajo, por primera vez, una pieza de la Luz podrá verse durante un mes más allá de las fechas del festival.
Si la luz -la materia prima de las instalaciones de Llum BCN- es una herramienta eminentemente teatral, muchos de los participantes en esta edición desarrollan estrategias para inyectar un sentido de teatralidad en carreras y espacios cotidianos de la ciudad. Antoni Arola, un clásico del festival, vuelve en esta edición con una intervención en uno de los espacios más deslumbrantes de su circuito, la sede del MUHBA en el Parc Central del Poblenou, Oliva Artés. Su pieza Limbo es un recorrido por un laberinto transparente en constante transformación.
En los jardines que rodean el Museo Can Framis este año encontramos a los siempre sorprendentes Cabosanroque, un nombre clave en las artes escénicas barcelonesas de las últimas dos décadas. Su intervención “Serres” integra la vegetación del bosque en una nueva topografía de luz que expande nuestras percepciones de lo natural.
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Miradas renovadoras e irreverentes
Varias propuestas en el festival de 2022 ofrecen nuevas miradas renovadoras e irreverentes sobre la idea de monumentalidad, y la propia naturaleza de los objetos artísticos imaginados para situarse en la calle. El austríaco Ulf Langheinrich, referente en la historia del arte tecnológico en Europa, sitúa un gran monolito LED sobre el estanque del DHUB, generando una coreografía de la que participan la luz y la sombra, la fuerza del viento y el movimiento del agua.
Sobre la Casa de las Letras, Raul Goñi erige una invitación al diálogo levantando dos grandes lenguas hinchables que reaccionan a la actividad a su alrededor. Por su parte, el colectivo de San Petersburgo Tundra vuelve al festival con Row, una gran instalación compuesta por proyectos holográficos que dibujan en el aire las formas del sonido que flota en el aire.
Más allá de la luz, el movimiento y el sonido, esta edición de Llum BCN apela a otros sentidos integrando proyectos de vocación multisensorial, como la lámpara de chocolate de Jordi Canudas, que se puede degustar a medida que se deshace progresivamente, o l ‘Olorama’ de Juankrha & Yolimonada, un despliegue de múltiples aromas que invitarán a los visitantes del festival a inspirar fuerte y sumergirse en el olor.